Consuelo Císcar es la clave de este trabajo, es la cabeza visible y paradigmática de las políticas culturas del partido popular en Valencia, es la mujer de Rafael Blasco, ha sido secretaria de Lerma, pasó de puesto en puesto hasta que alcanzó la dirección del IVAM y finalmente la imputación por supuesta corrupción y prevaricación. Consuelo Císcar es clave, digo, porque consiguió normalizar la corrupción como herramienta básica para el funcionamiento de un museo público. Porque consiguió convertir un museo de referencia a nivel europeo en un centro de arte local más, un espacio público en el que las exposiciones que se suceden son auténticas locuras y agujeros económicos para la sociedad valenciana. Un centro que perdió su carácter público para encerrarse en sí mismo y

Mediante la recopilación y búsqueda de noticias y entrevistas con gente implicada en la movida cultural valenciana se crea una cartografía radical que muestra las relaciones de preferencia, amiguismo y corrupción que caracterizaron la gestión del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) por parte de Consuelo Císcar. A partir de estas investigaciones se desarrollaron trabajos de parodia y activismo que en última instancia denuncian la normalización de la corrupción en la política valenciana y como ésta influyó en las instituciones culturales.
El proyecto Jo també vull ser fill de Císcar se desarrolló en formato web a través de un blog y las redes sociales con la interpretación de un fan ficticio de Consuelo Ciscar: Alejandro García López. Pseudónimo bajo el cual envié cartas a Consuelo Císcar imitando los razonamientos, estilo y dibujos de un niño. Estas cartas jamás obtuvieron respuesta.
El proyectó se cerró con la cesión de Consuelo Císcar de su cargo como directora del IVAM, aunque su historia sigue ahora con temas judiciales.